No hay que forzar las cosas. Estaba pensando en qué escribir y en cierto modo, estoy forzándolo. Y no es porque no tenga historias gamberras que contar, sino porque parece que si pasan unos cuantos días y no escribo en este blog, me da la sensación de que estoy acabado, que no soy tan bueno, que soy un poco aburrido y no tengo chispa. Pretendo forzar una buena historia pero ahora mismo estoy en blanco. Lo de las historias gamberras os ha dejado con la intriga eh? jajajajaja
Pero vamos al grano. Sobre todo, y lo más importante es no forzar tu cuerpo. Eres imperfecto. Cuanto antes lo asumas, mejor te vas a sentir. No hay que forzar una cagada por ejemplo. Si ya crees que has cagado, no sigas apretando. Probablemente no puedas sacar más. Al final puede que fuerces tanto, que salga semi-diarrea y empiece a picarte el culo durante unos minutos, pudiendo llegar incluso a una hora. Eso me contaron. Tampoco se debe forzar un saludo. Si la persona que te interesa no te saluda, no lo fuerces. El resto de los que se encuentran en ese lugar te verán, menos la persona que te importa y parecerás un psicópata si no paras de mirarla. No fuerces tampoco las marchas del coche si no eres un cani, consume más y la gente se te quedará mirando también. No fuerces tampoco un derrape. Perderás el control de tu único coche y darás las mismas vueltas de campana que tu cara cuando tu mujer te hostie. Forzar una borrachera está anticuado si has pasado de la treintena y al día siguiente no servirás para nada. Quítate esa camisa rosa ajustada. No te engomines los cuatro pelos que te quedan. Si fuerzas una sonrisa se te va a notar. Sacar músculo en la playa con una postura inusual aparentando estar relajado te ocasionará un calambre. Forzar una conversación puede resultar fatal, nunca lo pongas en práctica. Si vas en coche y no se te ocurre nada para romper el hielo, hazte el dormido, pero que no se te ocurra contar un chiste porque puedes caerle mal para siempre. Forzar a tu mujer para que baile puede repercutir en una sonora bofetada o un pellizco de monja. Forzar a tu hijo para que monte en bici sin patines, va a hacer que llegues a casa con el niño llorando sin parar, sus rodillas y codos en carne viva y tendrás a tu mujer gritándote gilipollas o subnormal. Hacerte el manitas en casa puede originar que te chafes un dedo o te de la corriente. Los gritos de tu mujer se transformarán entonces en carcajada. No se ha reído contigo pero se ha reído. Si eres avispao, aprovecharás para hacerle el amor.
No fuerces la llave, la vas a partir y tu mujer te va a llamar otra vez gilipollas. No fuerces el Jes Extender, tu miembro no da más de sí.
No fuerces nada tío, forzar es malo. No fuerces comentar esta historia porque no se puede.