
Historias autobiográficas e improvisadas a carrera entre lo escatológico, lo absurdo y lo cotidiano contadas a su manera por el Gran Carlitos Gamexane. Te sentirás identificado, te emocionarás, te partirás el culo o te repugnarán.
martes, 21 de enero de 2014
Es fácil salir del rebaño si sabes cómo
Mi fama de paranoico que cree que un grupo de poderosos está siempre
maquinando para controlar todos nuestros movimientos no es nueva. El que
me conoce un poco sabe que pienso que las cosas no son porquesí. Sostengo que todo es por algo, que las cosas no son tan sencillas, porque pudiendo complicarlas y hacerlas más despiadadas no tiene sentido imaginar que vivimos en un mundo guay, donde la gente es guay y hasta yo soy guay. Nos consideramos unos tíos listos, que entendemos de todo, que no caemos en trampas y que no nos la van a pegar así como así. Ingenuos de mierda... ¿Qué creéis? Cuando nosotros vamos ellos ya han vuelto! Todo está manipulado para que el rebaño, o sea nosotros, sigamos comiendo su hierba. Porque como se te ocurra salirte del rebaño para probar la hierba que has visto con una pinta que te cagas al otro lado del camino, ya tienes al perro que de un ladrido te pone en vereda. ¡Pero si el perro es mi colega y lo conozco hace tiempo! -dices- Y es verdad, pero el perro está ahí para eso, para que no te descarríes. Es como cuando vas acompañado de tu mujer a la discoteca y el portero te saluda y hasta te abre la puerta, sucede todo lo contrario cuando vas solo o con un colega, no pasas ni de coña. Solo es muy difícil luchar y conseguir cosas, siempre será mejor contar como mínimo con uno más, como Guevara & Castro o Andy & Lucas.
Yendo solo por la vida lo único que te puede pasar es que te absorba una secta. Así como suena. No todas tienen una cruz encima de la puerta para que te cosques, las hay de todo tipo. Otro día me extenderé sobre el mundo de las sectas que no es moco de pavo. Me quiero centrar en una de las más peligrosas: "Android". Antes no existía toda esa mierda de sistemas operativos, antes jugábamos al "churrová", al "calimbre", a "la mosca" o a "la una la mula" sin necesidad de ningún aparato ni nada, sólo tenías que tener cuerpo y aguantar lo que te echaran. Eran otros tiempos, éramos más paletos, éramos más felices. Las aplicaciones y los juegos para móvil de frutitas, bolitas, granjitas y sobre todo las apps que te permiten chatear, hablar como Coelho y colgar fotos falsas e insulsas son las que te engancharán de verdad y te agilipollarán de tal modo que te anularán como persona si es que alguna vez lo fuiste. ¡Sí, sí! te cegarán y para tí no existirá nada más que pasar las horas agrupando bolitas de colores de tres en tres para reventarlas. Es una pena, porque en el mundo están sucediendo cosas interesantísimas y te las estás perdiendo por culpa de la puta secta androide. Pero... ¿cómo puedes evitarlo? Facilísimo. Cuando te empiece a salir lana de la espalda sabrás que es la señal para parar y estampar el móvil. Porque como no pares, vas a ingresar en el rebaño y vas a tener una vida de mierda, te van a salir cuernos, y vas a estar pegado a un aparato de mierda que te ha costado un huevo y el otro te lo está chafando y del que no podrás soltarte si no cumples un contrato o pagas una cláusula. Eso es justo lo que quieren. ¿No prefieres disfrutar de lo que mola de verdad como beber cerveza con los amigos 3D, follar o salir al monte con tu perro? Puede que ya sea tarde, que tu móvil le haya ganado el pulso a tu cerebro, pero mientras saques tiempo para esas cosas, tu cerebro crecerá y podrá pensar, exponer ideas e incluso coordinarse con tu boca para hablar con alguien. Sorprendente!

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