martes, 29 de octubre de 2013

Pulmones encharcados de mierda

 Cuando uno necesita decir algo lo cuenta primero en Facebook, y luego a su pareja o a los amigos, pero yo ya he agotado esas opciones y ahora lo hago como de costumbre en este blog. Hablo desde la indignación, que conste. Reconozco que no voy a ganar nunca el Premio Planeta, pero es lo que tiene no haber estudiado, que te puedes expresar como te salga del pijo y resultar un paleto simpático como Julia Roberts comiendo caracoles en Pretty Woman. Por eso no me vengáis luego diciendo que si vaya boca que tengo... que si vaya un marrano... que qué asco de tío... porque ya me conocéis.
 Veamos si me explico: Supongo que después de pasar mucho tiempo en el paro uno se cansa de nadar en la mierda mientras otros ríen y beben tumbados en hamacas en la orilla. Si es mierda líquida se puede medio llevar, pedaleas y te mantienes, pero en cuanto pasa un tiempo y empieza a endurecerse dicha mierda, es cuando aparece el verdadero problema, porque no puedes moverte como lo estabas haciendo y acabas hundiéndote y tragando un poco de caca. Desde la orilla te parece oir frases de aliento, pero en realidad son risas.
 Vivo en una ciudad marítima española, bañada por el Mediterráneo y por mierda. Es decir, donde acaba el agua empieza la mierda. Más bien la mierda del mar se funde con la mierda de la ciudad. Creo que casi todo el país está igual mires por donde mires, excepto si vives en la parte de arriba de la brecha o en tu pueblo ha caído una cúpula de esas. Tenemos claro que si tiene forma de mierda, huele a mierda y al pisarla te cabreas y andas a pata coja hasta un bordillo para restregar la suela estás frente a una mierda. Pero la mierda no sólo adorna la acera cada dos metros, la mierda también está en el aire, como invisible, en estado gaseoso soplando con fuertes rachas que a menudo te golpean en la cara, se te pegan al pelo, a la ropa... la respiras y te pasa por la garganta... Por eso cuando alguien te habla no entiendes una mierda y/o ves que sólo sale mierda de su boca. Las gafas también se te empañan de mierda, motivo por el que ves sólo marrones y pasado un tiempo lo ves todo negro.
Monumento histórico
 El panorama laboral actual (que es de lo que realmente quiero hablaros) es el culpable de que todo gire en torno a la mierda. La tasa de paro en la ciudad es brutal. No me apetece entrar en cifras porque luego me dan ardores, pero creedme que esto es insostenible. Las calles están llenas de hombres en edad de trabajar deambulando, formando pequeños grupos en las puertas de los bares o en las esquinas, y ya los hay de todos los colores y de todos los niveles sociales existentes. Esto es una puta vergüenza. Concretamente yo me dedicaba a la construcción, encofrando. Es quizá el oficio más castigado de esta puta crisis. Cuando sólo te has dedicado a trabajar levantando viviendas y ves que muchas de ellas están ahora vacías, piensas que tu ciclo ya ha acabado. Algo ha salido mal. Has estado trabajando como un cabrón durante años para que todo desaparezca de repente? Me parece increíble que esta ciudad no haya explotado ya. ¿Dónde coño están los parados de la construcción? ¿Todos hacen chapuzas de estranjis? ¿Qué pasa con los que no sabemos alicatar o arreglar fachadas? ¿Nos ponemos un tutorial de youtube? Aquí no se mueve nadie. Zombies perdidos todos. Ni manifestaciones, ni plataformas, ni protestas, ni ayudas ni mierdas en vinagre. Te cabrea observar que ninguno de los que gobierna mueve ni moverá un dedo por buscar una alternativa ofreciendo cursos gratuitos donde aprendas un oficio de verdad y con futuro a obreros que como yo, nos hemos dejado los cuernos durante mucho tiempo, a menudo en condiciones inhumanas, haciéndoles casas de lujo a tanto hijoputa sólo para llenarles la panza y los bolsillos. Porque debo deciros, que a diferencia del jefe yo no he ganado millones tal y como se piensan algunos. Esos comentarios me hacen mucha gracia. Los encofradores que currábamos a jornal éramos casi milieuristas, ya trabajaras al lado de casa o a 500 km. Los cabrones de los constructores sí que se forraron. Más tarde, cuando ya no les cabían más billetes en la cuenta, pincharon la burbuja inmobiliaria. ¿Pero qué habéis hecho hijos de puta? Opino que debieron pincharse también los huevos entre fajo y fajo.
  Hoy es el Día Mundial del Ictus. ¿Sabéis que cada año 130.000 personas sufren un ictus y el 30% mueren? y el resto no queda muy bien que digamos. Las enfermedades provocadas por la crisis están haciendo mella. La depresión y el ictus no son nuevas, pero están más de moda que nunca gracias a los recortes políticos. ¿No nos va a dar un ictus de esos? Si ésto es para enloquecer! Os recomiendo lo mismo que mi mujer y mi familia me dice: "No tomes disgustos"- y yo añado: "No dejéis que nadie os toque las pelotas y luchad por lo que es vuestro, que mierda ya hemos tragado bastante".

jueves, 3 de octubre de 2013

Los automovilistas

Después de casi veinte años conduciendo y fijándome en ciertos comportamientos, creo que puedo hablar de los automovilistas. Intentaré distinguir los distintos tipos que circulan por nuestras carreteras y clasificarlos. Este tema os sonará, no es nuevo, pero quizá mi carácter al volante y las ganas de contar lo que veo diariamente me mueven a escribir esta historia. Personalmente, me parece que los españoles conducimos fatal. Aún seguimos pasándonos las normas por los huevos haciendo lo que nos da la gana. Y es aquí donde entra el primer grupo:
1) Los Pasotas
 No sólo hay un tipo de conductor pasota, pero todos practican la misma filosofía: Se la suda que les multen. Porque o disponen de dinero para pagar las multas o lo disponen sus papás. Por eso, aparcan donde quieren (perjudicando a una persona que transita por la acera en silla de ruedas y ve como le bloquean el acceso por ejemplo), se saltan los semáforos o van a la velocidad que quieren, poniendo en peligro a otros conductores que circulan correcta y tranquilamente. A esos dan ganas de chafarles la cabeza. Y sería fácil, porque a veces van en descapotable.
2) Los Empanaos
 Ellos no tienen la culpa en realidad. Los profesores de autoescuela tampoco. Ni la madre que los engendró es culpable. Los examinadores y los médicos son los verdaderos responsables de que ancianos moribundagónicos y trastornados apoltronanoicos reciban un concierto de cláxones varios desde que salen del garage. Otra cosa es que se enteren de que el recital va dedicado a ellos. Lo que no saben los pitadores es que sus Renault 8 y Citroën 2CV impecablemente conservados soportan cualquier ruido del exterior debido a su resistente blindaje. Se les unen a este grupo de empanaos las señoras con el pelo frito y vestido de mediados del siglo pasado. No me preguntéis por qué.
3) Los Desquiciados
 Creen que una onda expansiva creada por una bomba atómica manipulada intencionadamente para triplicar su potencia les persigue. Van muy rápidos, pegados al de delante casi empujándole, y en cuanto pueden te pasan a escasos centímetros dejando la vida en ello y la de los demás. Eso no está bien. A éstos, con un leve frenado cuando van lamiéndote el culo los asustas. Cuando te adelanten te mirarán como perdonándote la vida, pero no debes mirarles, debes poner cara de empanao del segundo grupo. Eso les cabreará más.
4) Los Paquirrines de la Isla
 Amenizan con sus temas a todo el barrio y a todas horas, con bandas flamencas bañadas con un chorrito electrónico como hicieran otras generaciones con el célebre Azuquita. Los padres de los Paquirrines de la Isla trabajan para mantener la discoteca ambulante de sus hijos. En esta zona de la península, si la música de tu coche no alcanza los 140 dB y roza el umbral del dolor no eres nadie. Los padres de los Paquirrines de la Isla también pagan las multas de sus hijos y están orgullosos de que vayan dando la nota por donde van. Los padres de los Paquirrines de la Isla no tienen tiempo para reeducar a sus hijos porque están ocupados haciendo cosas.
5) Otros
 Los demás conductores se pueden agrupar aquí porque no me apetece extenderme más. Seguro que podéis diferenciar más y nuevos modelos. Serían desechos al volante con chatarras móviles a los que no puedes pedirles el seguro ni ningún papel en caso de accidente, extranjeros que hacen como que no se enteran de nada y te hacen pirulas rarísimas con la autocaravana... etc, etc y etc. Son claramente reconocibles porque destacan por su extravagancia.
 Y para finalizar, os contaré la maniobra que lo está petando en todas las ciudades: Mi mujer la ha butizado: "Me aburre pararme en un semáforo". Dicha maniobra la puedes ver en cada semáforo y a todas horas. Consiste en salir (si no hay ningún peatón cruzando) poco antes de que se ponga el semáforo en verde, justo en el espacio de tiempo que hay entre el parpadeo del peatón iluminado en verde o la cuenta atrás si el semáforo es de los más nuevos. Frenar un metro después porque en realidad no se ha puesto en verde todavía, y cuando por fin se pone en verde para iniciar la marcha, se queda clavao o sale pisando huevos y todos le adelantan. Parece complejo, pero siempre habrá un Paquirrín de la Isla o un Desquiciado para haceros una demostración. En cuanto a mí, y según mi mujer y mi hija, creo que estoy en un grupo nuevo: Los Justicieros Desquiciados de doble gota.